lunes, 2 de octubre de 2017

Forever dating.

"Y vos Pipi estás con alguien?"  "Emm... picoteando, como siempre". 
Qué tan a la mierda me mandaría la picoteada de turno si supiera que me refiero a ella así. 
Probablemente no me dejaría que la picotee más. 
Una vez mi hermana me lo dijo: a vos lo que te gusta es la conquista. 
Ese día corté con la que fue mi primera novia. Me duró 3 meses la relación. 
Cuando estas conociendo a alguien todo suele ser color de rosas. Las charlas suelen ser sobre lo que tenés en común, te ponés lo mejor que tenes para ir a verla e idealizas todos los finales felices posibles. Te depilás por si acaso y le contás esa historia que te hace quedar como una persona excepcional e interesante. Tus respuestas son ocurrentes y poco honestas porque claro, no le vas a contar a los 3 días que en tu familia hay historias de depresivos y fallos cardíacos y que en la última semana charlaste con 3 chicas en tinder pero si le vas a mencionar que cocinas muy bien y cuánto éxito lograste en cuán poco tiempo, en el trabajo. Es muy fácil al principio ponerse el sombrerito que dice "soy genial, no tengo idea porqué sigo soltera".
La verdad es que no tengo idea de lo que viene luego de esta experiencia poco personalizada y banal que significa "conocer" a alguien. Mi intolerancia hacia cosas simples es ridícula y tengo el aburrimiento en la punta de la lengua. Mi primera novia hizo que me de cuenta de "cuánto me gustaba la conquista" y así fue como conquisté el mundo de las citas. Se exactamente qué decir, cuándo y como para que una extraña acepte al menos una cerveza conmigo. La mayoria de las veces se qué decir, cuándo y cómo para que la experiencia se torne física. También se exactamente a qué sabe la pared con la que me choqué hace poco cuando me di cuenta de cuantas personas habían entrado y salido de mi vida, cada vez por períodos más cortos de tiempo. Lo que se llevan de mi, por más infimo que sea. Cuán fugaz es el interés. Cuán fácil es desaparecer... 
La pared tiene mucho sabor a soledad, con una pizca de desarraigo. 
A qué sabe que te quieran y te elijan todos los días, a qué sabe el compromiso y la lealtad... calculo que lo estoy dejando de postre.